MARÍA MARTINEZ: MI MADRE.

Hoy la Asociación de Vecinos de Arganda del Rey le ha dado el 4º premio de la mujer a María Martínez Arredondo, MI MADRE.
Es un orgullo tener estos padres que tengo, pero hoy no le toca a mi padre, hoy le toca a mi madre.
Quien mejor la ha definido hoy ha sido Mónica cuando ha leído unas palabras escritas por Elvira, que mañana os colgaré en mi blog, en la que la definían como una luchadora, como una mujer comprometida y solidaria.
Luego Pablo, hoy casi Alcalde de Arganda, ha cerrado esa definición con una frase: "María es una mujer del consenso".
Pues sí esa es mi madre. UNA SEÑORA, una mujer de todos/as y siempre dispuesta para todos/as.
Pero diréis que es lógico que yo hable bien de mi madre, que yo hable bien de María. Pero os diré una cosa, no soy yo sola la que opina así, no es sólo mi familia la que opina así.
Mari, allí donde va deja un poso de inmenso cariño.
Os cuento, Mari nació en Barcelona, la segunda de 4 hermanos. Empezó a trabajar con 13 años, pero fue a colegio y siempre sacó buenas notas, como decía mi abuela mi madre era muy cabezona, pero muy buena.
Luego, como a muchos/as, la dictadura y la falta de dinero llevó a su familia a Francia, y una adolescente de 15 años, tuvo que dejar todos sus sueños e irse a cavar tomates al campo francés.
A partir de ahí su vida está llena de horas y horas de trabajo.
Pero además se casó con el amor de su vida, y eso la devolvió a España.
Hoy no quiero contaros la vida que ha llevado mi madre de cárcel en cárcel, apoyando a mi padre y a los demás camaradas del partido que allí estaban.
Hoy quiero contaros, como nos ha cuidado a mi hermana y a mí, como ha sido el mástil de mi familia. Mi madre siempre ha sido esa figura que nunca te falla, que siempre está, que sus enfados nunca duran, que siempre te mira con esas ganas de que la mimes, le des besos y abrazos. Pero es que ha criado a unas hijas y ha educado a un marido más ariscos que el copón. Mi madre es esa mujer que con 42 años se convirtió en la yaya de Itziar y la ha mimado hasta la saciedad. Luego llegó Darío y ya ni os cuento.
Mi madre es esa mujer trabajadora, comprometida siempre con la participación ciudadana, comprometida con todas las luchas de los trabajadores y trabajadoras, pero siempre pendiente de la educación de sus hijas.
Mi madre es quien nos ha inculcado los valores de la solidaridad, los del respeto a los demás, los valores del compromiso.
En fin, que María es mi madre, y nunca le digo suficientemente cuanto la quiero, así que hoy le digo:
GRACIAS MAMA, POR TODO. GRACIAS POR SER COMO ERES. Y GRACIAS POR ESTAR SIEMPRE AHÍ. Un besazo muy fuerte, aunque sea virtual.

Mañana os contaré el acto, hoy me apetecía más hablar de mi madre.